Las películas de Erice siempre plantean un conflicto entre el hombre y la sociedad.
La crueldad que verdaderamente nos importa (…) es la que, pensada y sistematizada fríamente, producen los hombres normales y que afecta a tantos seres que quedan frustrados en sus más íntimas y elementales aspiraciones económicas y espirituales. Fundamentalmente no nos interesan los sufrimientos de los seres anormales, porque difícilmente podemos responsabilizarnos de ellos. Sus problemas o tienen solución médica o no la tienen. Los de los otros –y de éstos nos sentimos responsables– sí tienen solución y exigen que colaboremos para alcanzarla. Seguir leyendo