El cine negro

Posted on Jun 28, 2012

El origen del cine negro se suele ubicar en Estados Unidos entre los años 1940 a 1950. Es un género cinematográfico que se desarrolla en los albores de la depresión y que ha derivado en un cuerpo de películas muy amplio.

Muchos autores limitan este género a las películas en blanco y negro, aquellas vinculadas a la otra cara del sueño americano, y otros las limitan a aquellas que tratan de las complejidades del alma humana. Incluso, algunos piensan que el cine negro termina en los años 50.

Sea cual fuere su origen y su final, su estudio tiene un particular interés desde el punto de vista del lenguaje cinematográfico. Más que en componentes argumentales este cine se basa en el trabajo psicológico de los personajes, para lo cual desarrolló una expresión propia y pesimista del paisaje social.

La narrativa del cine negro, cuyo origen literario está en la novela negra, transgrede las apariencias para llegar a los móviles crípticos de sus personajes y acciones, unos freudianos, otros oníricos y otros relacionados con lo mítico. Este tratamiento de las historias aleja al cine negro del realismo y lo acerca a la estética expresionista. El uso del claroscuro y de una iluminación tenebrista aproxima al cine negro y al expresionismo: a su expresión formal, más que a los contenidos originales de esta corriente alemana de principios del siglo XX, que se manifiestó también en la fotografía, en el teatro, en la pintura y en la arquitectura.

Los encuadres en ángulo, el uso del fuera de campo y el trabajo de la luz en el cine negro pautan un estilo que se cuela por las grietas del sueño americano, expresando la fragilidad del bien y el atractivo del mal, presentando una sociedad violenta, cínica y corrupta.
Por otra parte, el cine negro hace un uso retórico de la narrativa para generar el artificio de la resolución de los conflictos así como un lenguaje elíptico y metafórico.

Otra característica de este género cinematográfico es el diseño fatalista de los personajes que responde a un estado de distorsión sicológica que los mantiene presos de sí mismos en un mundo de desencantos, donde las certezas han desaparecido.

Un último aspecto a resaltar en el marco de esta síntesis es el del papel de la mujer, quien aparece siempre como acompañante de la figura masculina. “Sin un hombre que destruir no hay mujer fatal” (Cine negro de Alain Silver y James Ursine). Este personaje femenino, cuya nominación tiene su origen en la femme fatale, utiliza su encanto y su sexualidad para atrapar al hombre infortunado.

Este mes el curso de lenguaje cinematográfico avanzado abordará las películas de grandes realizadores de los comienzos del cine negro, como Howard Hawks, John Huston y Billy Wilder, pasará por Sed de mal, de Orson Welles, obra cúlmine del período clásico de este género, y llegará hasta las películas de realizadores más contemporáneos, como Joel Coen o Roman Polanski.

El ciclo comienza con la exhibición de Scarface, película emblemática del cine de gánsteres, que no debe confundirse como parte del cine negro sino como antecedente de éste.