Exponen Inés Ferrón y Mariana Dutiné.
Me atrevo a afirmar que durante la última década, la ilustración, las técnicas gráficas y el diseño atrapan nuevamente la mirada de las artes visuales de la mano de una nueva generación de artistas multidisciplinarios, creadores gráficos, fotógrafos y profesionales de la comunicación.

En la actualidad conviven en nuestro medio los artistas interesados en editar sus trabajos de manera artesanal con tipos móviles o impresoras caseras, interesados en rescatar y experimentar en las técnicas gráficas tradicionales como la xilografía, la litografía y el aguafuerte, principales fuentes de reproducción histórica a través de sus matrices en madera, piedra y metal y a las que se suman también, más cercanas en el tiempo, la serigrafía y la linografía. Otros artistas se interesan en recuperar y restaurar máquinas que recuperan tecnologías de imprentas antiguas y abren sus talleres para fomentar su validación e incentivar la experimentación desde una mirada contemporánea. Finalmente, pero no por ello menos importante, artistas interesados en las nuevas técnicas digitales, con programas cada vez más avanzados que permiten explorar la gráfica con nuevas herramientas al momento de elaborar o complementar sus imágenes, incorporar fotografía, efectos y texturas, variar la escala en impresiones digitales en diferentes soportes –bi y tridimensionales–, o incursionar en la edición de animación y sonido. Diversas ferias gráficas, concursos y encuentros de ilustradores, diseñadores y grabadores, tanto en el ámbito nacional como en el internacional, hacen eco de este renacimiento gráfico, convirtiéndose en verdaderos polos de intercambio donde se evidencia el entrecruzamiento de estos procesos, al tiempo que se afianza el área de la actividad permitiendo su desarrollo, publicación, difusión y comercialización.
ILUSTRANDO
Narraciones visuales en el Centro Cultural Dodecá
Inés Ferrón y Mariana Dutiné exhiben por primera vez su material gráfico antes de ser impreso por medios digitales, y es en esta instancia que podemos evidenciar tanto sus minuciosos procesos de creación y realización de los originales como el crecimiento técnico adquirido a través de los años por ambas. Las ilustraciones originales nos develan una a una las huellas trazadas en los diferentes estadios de sus secuencias gráficas. De su observación el espectador extrae la valiosa información del dibujo, del trazo del pincel en las diferentes cargas de acuarela, el color real –sin la inevitable variación de la impresión–, la precisa ejecución de los cortes de las maquetas, el formato, las dimensiones reales, y, sobre todo, ser testigos de las decisiones tomadas durante el desarrollo de su ejecución.
La palabra ilustrar significa dar luz al entendimiento. Cuando recorremos la sala descubrimos que las ilustraciones tienen vida propia, no están relacionadas a un poema, libro o artículo, sino que se muestran como historias narradas visualmente, las imágenes y sus secuencias son las protagonistas de sus propios relatos, tal es el caso de sus libros de artista 2018-2019, realizados para la exposición 30 aniversario de Taller Cebollatí en Espacio Idea, MEC, 2019.
Personajes entrañables están de visita en la sala
El bienestar y el respeto por los animales en su hábitat natural es un tema recurrente en los dibujos de Inés Ferrón, que a través de una exquisita y singular caracterización de sus personajes y escenarios, nos conduce a reflexionar que lo esencial es posible sin barreras. En Te veo (2020-2021, secuencia de cinco) nos muestra el vínculo que se establece entre un benteveo y una señora, vínculo que crece y perdura a través de las diferentes estaciones del año. Inés maneja su propia barra de herramientas que utiliza certeramente a la vez que define su propio estilo. Como sustrato elige el papel que deviene en pop up o en maquetas en miniatura que generan gran curiosidad y asombro. Técnicamente representa esta historia recortando sus detallados dibujos acuarelados y dispone de las siluetas obtenidas en forma vertical y en diferentes planos. El resultado sugiere un escenario en miniatura donde interactúan pequeñas escenografías, invalorable materia prima que fotografía para luego editar digitalmente.
El refinado sincronismo entre el punto de vista de las imágenes y la elaborada ejecución de las acuarelas de Mariana Dutiné nos atrapan al instante al mismo tiempo que nos inquietan. En El gran hotel (2021-2022, secuencia de tres) Mariana Dutiné toma como punto de partida la canción Grand hotel de Regina Spektor.1 La línea del horizonte planteada a diferentes alturas, y lo que sucede por encima o por debajo de ella, pone de manifiesto las luces y las sombras propias de la condición humana. La paleta acompaña y respeta el canon de grises con los que logra una especial riqueza de matices y contrastes en sus planteos, donde la dualidad entre lo trascendente de la temática y su posterior traducción en lo formal se revelan.
1 “…en algún lugar debajo del gran hotel hay un túnel que lleva directo al infierno”
De repente, una serie de milimétricos dibujos, nos detiene para enfocarnos en el preciosismo de las diminutas escenas que requieren de una lupa para poder ser apreciadas.
Una aguda observación del mundo exterior fluye de las escenas en un sinfín de detalles que desafían los estereotipos.
Claudia Anselmi
Marzo de 2022