Surrealismo | Absurdo | Bizarro

Posted on Jun 02, 2014

En principio se trata de términos que usualmente la gente utiliza en forma indistinta. Se dice que un suceso es “surrealista” para denotar extrañeza, pero que también que es “absurdo“ cuando se trata de algo irracional; se dice que un personaje es “bizarro” como sinónimo de extravagante y así en adelante.

Más allá de las similitudes y diferencias, lo importante es destacar dos cosas. La primera es que estos movimientos siempre han surgido a posteriori de grandes hecatombes o fracasos a nivel mundial: el surrealismo después de la Primera Guerra, el teatro del absurdo después de la Segunda y el cine bizarro —representado en este caso por la obra de David Lynch— después del fracaso de la rebeldía contracultural de los ‘60. Y la segunda es que, en la búsqueda de las fuentes originales de inspiración de dichos movimientos, todos los caminos conducen al surrealismo.

the milky wayEl surrealismo —que en realidad fue la culminación política de las propuestas artísticas vanguardistas de comienzos del siglo XX— intentó ser un medio de liberación total del espíritu a través del inconsciente (el mundo de los sueños). Fue, sin dudas, el intento revolucionario más acabado por detonar las bases de sustentación del orden establecido en sus múltiples dimensiones: el lógico (de raíz cartesiana), el estético (el buen gusto burgués) y el moral (los falsos valores burgueses). Se proponía no sólo cambiar la sociedad y el mundo sino —y fundamentalmente— al hombre esclavizado por sus demonios internos (los deseos sexuales reprimidos).

En 1955 se encuentran en París André Breton, padre fundador del surrealismo, y Luis Buñuel, uno de los directores más importantes de la historia del cine, también él surrealista, aunque ya desvinculado formalmente del movimiento.

En dicha ocasión, con tristeza, Breton le reconocía a Buñuel que el escándalo —piedra angular del dispositivo surrealista— ya no existía más. Lo que Breton quería expresar en aquel momento era que los actos provocativos ya no transgredían, por el contrario ahora pasaban a formar parte del conjunto de valores aceptables de un nuevo orden social bautizado en 1967 por Guy Debord como sociedad del espectáculo.

En un pasaje del Segundo Manifiesto Surrealista, escrito por Breton en 1930, se dice que el acto surrealista más puro consiste en empuñar un revólver y descargarlos al azar sobre la multitud.

cul de sacEl 1º de agosto de 1966, desde el mirador de la torre más alta de la ciudad de Austin, en Texas, el ex marine Charles Whitman asesinó a balazos a 16 personas, configurando así la primera matanza masiva en Estados Unidos.

Con esta “masacre serial” —a la que seguirían otras muchas, en el mundo entero— la patética realidad se terminaba de fagocitar al acto surrealista más puro. De esta manera, parecían confirmarse los peores pronósticos de Breton acerca del “fin de la provocación“. Lo interesante es que por estos mismos años se estrenaban La cantante calva de Ionesco y Esperando a Godot de Beckett, ambas piedras angulares del absurdo, realizadas en 1950 y 1953 respectivamente. Cabría preguntarse —polemizando con Breton— si efectivamente es válido pensar que estas obras ya no provocaban a nadie y que, por el contrario, perfectamente podían ser asimiladas al status quo de la cultura dominante. Y si concluimos que estas obras ya no transgredían hace más de medio siglo, ¿qué decir entonces de la función que cumplen hoy las instalaciones, artefactos y performances variopintas del arte contemporáneo?

Este breve ciclo cinematográfico repasará algunas películas representativas de estos movimientos. El análisis de las películas estará a cargo del Soc. Alejandro Ventura.

Tabla Surr-Abs-Biz