(…) La mayor duración de las películas y la llegada del sonoro en los años veinte propician el desarrollo de la comedia propiamente dicha, en oposición al cine cómico y burlesco del cine mudo. La mayor complejidad de las historias y la evolución del humor desde la pantomima al gag y a los diálogos superponen la retirada o cierto eclipse de los cómicos (Chaplin, Buster Keaton, Harry Langdon, Harold Lloyd, etc.), con las excepciones de Stan Laurel y Oliver Hardy; por el contrario, los actores especializados o no (Cary Grant, Carole Lombard, James Stewart, Claudette Colbert o Clark Gable), pero capaces de interpretaciones con variedad de registros, son uno de los factores básicos para el éxito de la fórmula.
Esta comedia se inspira en el teatro y adquieren relevancia los guionistas. Lo que se conoce como comedia americana o comedia de los años treinta tiene dos modelos de comedia, «sofisticada» y la «extravagante».
La comedia sofisticada se desarrolla en ambientes refinados donde se pone en relación a personajes aristocráticos a través de diálogos con réplicas brillantes, se basa en situaciones equívocas y confusiones de todo tipo y propicia la evasión, aunque contiene elementos dramáticos y, en el fondo, una crítica más o menos hiriente o amable hacia las convenciones sociales y la hipocresía. Ernst Lubitsch es el director más significativo con Un ladrón en la alcoba (Trouble in Paradise, 1933), Angel (1937), Ninotchka (1939), La octava mujer de barba azul (Bluebeard’s Eighth Wife, 1938), El bazar de las sorpresas (The Shop Around the Corner, 1940), Ser o no ser (To Be or Not to Be, 1942) y El diablo dijo ¡No! (Heaven Can Wait, 1943). En Lubitsch, uno de los mejores directores de comedia de todos los tiempos, hay ternura hacia los personajes, sátira política, refinamiento estético, sentido del espectáculo y del gag, uso creativo de la elipsis —el llamado «toque Lubitsch»— y modestia en las propuestas.
La comedia extravagante —screwball comedy: ‘comedia excéntrica’, ‘alocada’ o ‘chiflada’— se basa en la gracia de los diálogos y en el juego interpretativoy otorga importancia a la improvisación y a un ritmo más ágil. Es un génerotípico americano, que moderniza personajes y temas arquetípicos como el de Cenicienta, los equívocos deidentidad, los intercambios de clases sociales,el conflicto amoroso…; atento a la realidad social, hace una defensa del débil frente a las estructuras; en los años treinta, aboga por el comunitarismo del New Deal y muestra el contexto de crisis económica y social. Dentro de la screwball comedy sobresale Frank Capra con Sucedió una noche (It HappenedOne night, 1934), El secreto de vivir (Mr. Deeds Goes to Town, 1936), Vive como quieras (You Can’t Take It with You, 1938) y Caballero sin espada (Mr. Smith Goes to Washington, 1939); pero también hay que mencionar obras de Leo McCarey y, más próximas a la comedia sofisticada, las de Gregory La Cava y Mitchell Leisen.
(…) A Howard Hawks se debe el que puede ser considerado uno de los títulos más representativos: La fiera de mi niña (Bringing Up Baby, 1938), toda una exhibición de los recursos de que se vale el género —recital interpretativo, oposición hombre/mujer, situaciones absurdas, crítica soterrada a la autoridad, etc.— a partir de un argumento tan simple como disparatado. También Hawks realiza la proverbial Luna nueva (His Girl Friday, 1939), la segunda de las cuatro adaptaciones que ha tenido la obra teatral de Ben Hetch y Charles McArthur.
José Luis Sánchez Noriega
Historia del cine.
Este mes en Dodecá repasaremos algunos de los títulos más emblemáticos de este período.