De opresores y oprimidos

Posted on Oct 19, 2005

A partir del retrato cinematográfico de algunos personajes históricos y situaciones polí­ticas determinadas, con este ciclo pretendemos abordar los avatares y las consecuencias de las desigualdades y oposiciones que se establecen a partir de la distribución social del poder.

En las sociedades complejas, se verá, el asunto no es simple. Ciento cincuenta años atrás se podí­a afirmar de manera acertada que: «Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, maestros y oficiales, en una palabra: opresores y oprimidos se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante, velada unas veces y otras franca y abierta; lucha que terminó siempre con la transformación revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clases en pugna» (Karl Marx, 1848). No obstante, con el correr del siglo veinte, y sobre todo en las últimas décadas, pudimos constar que esta dicotomí­a tení­a sus bemoles.La división entre opresores y oprimidos, considerada en el sentido de la larga duración histórica, generó las fracturas de las sociedades en clases antagónicas (pelí­culas como «Espartaco» o «Sacco y Vanzetti» retratarí­an esas circunstancias). También se reprodujo esa división en el marco de las relaciones colonialistas e imperialistas entre naciones («La batalla de Argelia», «Pelotón»). Pero además, y esto es más claro cuando se lo considera desde la situación social presente, la división entre opresores y oprimidos genera una plétora de enfrentamientos y oposiciones, tales como las de sexo-genero, las raciales, las generacionales, las étnicas (en el confuso panorama de las nacionalidades), las culturales, las religiosas, y también las polí­tico-militares.

En el caos actual de nuestras sociedades, las relaciones de dominación se cruzan, se sobreponen unas a otras, invierten su dirección, se hacen más difusas y engañosas. ¿Quién oprime a quién, desde qué posición dominante, con qué capacidad de legitimar o imponer su dominación? En la actualidad, no parece tan simple definir la «dominación» al modo en que lo propuso Max Weber: «un estado de cosas por el cual una voluntad manifiesta («mandato») del «dominador» o de los «dominadores» influye sobre los actos de otros (del «dominado» o de los «dominados»), de tal suerte que en un grado socialmente relevante estos actos tienen lugar como si los dominados hubieran adoptado por sí­ mismos y como máxima de su obrar el contenido del mandato («obediencia»)». Y lo que sí­ resulta socialmente relevante es que cada vez más el ejercicio de la violencia, sea donde sea que estalle, termina por ser el único indicador claro de las múltiples relaciones entre opresores y oprimidos que persisten de forma más o menos soterrada.

El ciclo, «De opresores y oprimidos», comienza el sábado 22 de octubre con la exhibición del filme «Napoleón» (de Abel Gance, Francia 1927). Continuará los sábados y domingos durante este mes y los próximos.