Las calidades del cine español fueron muy fuertes en los años setenta y hasta comienzos de los noventa. Por entonces el cine en España había impuesto un entusiasmo y un rigor creativo que en los últimos años se confunde en parte con otras calidades más bien europeas, en la medida que las coproducciones y la apertura a un mercado común han diluído los perfiles propios. Las películas que integran este ciclo, muestran esas características de fuertes rasgos nacionales