Presos

Polémicas 4 | Presos
18 de Mayo – 22 de Junio de 2005

Vivimos en sociedades donde pocos ganan y muchos pierden. En Uruguay, en los últimos tiempos, cada vez son más los que pierden, a tal punto que, viviendo situaciones desesperadas, muchos de estos perdedores no tienen otra opción que delinquir para poder acceder a aquello que la sociedad les niega. Así­ aumentan los delitos y la inseguridad en las calles. Lo que comienza siendo una acción desesperada, a menudo, culmina con la integración de la persona que delinque en redes de delincuencia profesional. Ante esta realidad, hemos de aceptar que las cárceles han sido una mala respuesta de parte del sistema, pues la población carcelaria crece y también los delitos.

A nivel mundial, cada 2000 habitantes hay uno preso. Si esa proporción se cumpliera para Uruguay, deberí­an haber 1500 presos. Pero hoy tenemos una población carcelaria de casi 7000 personas, con el agravante que la mayorí­a son jóvenes y pobres, perdedores entre los perdedores, viviendo al lí­mite de lo que la dignidad humana puede tolerar.

La situación carcelaria es uno de los desafí­os más importantes que habrá de asumir el nuevo gobierno. Las cárceles, a su modo, son una marca y un estigma para quienes pasan por allí­. Lo son por las condiciones inhumanas en las que viven mientras cumplen sus penas: el hacinamiento, la violencia fí­sica y psí­quica, la insalubridad y el sedentarismo. Todo lo cual, a la corta o a la larga detona en suicidios, agresiones mutuas o amotinamientos. Pero las cárceles además, son un estigma por la carga que les queda a los presos cuando son liberados: dificultades para su reintegración a la comunidad, apatí­a para abordar nuevos emprendimientos, deterioro de los ví­nculos familiares y sociales, generación de ví­nculos y compromisos con las redes de delincuencia.

No es posible desentenderse de esta situación y mirar para otro lado, olvidar que los presos están allí­ y luego, cuando se producen situaciones crí­ticas como son los motines (muchos de ellos fabricados) con muertos, heridos y rehenes, sentirse culpables, impotentes ante el juego de aquellos que manipulando el legí­timo temor de toda la población usan las crisis carcelarias como factor de provocación y desestabilización polí­tica.

La disyuntiva es de hierro: o bien las cárceles se convierten en un centro reeducativo para recuperar al preso por sus faltas cometidas contra el cuerpo social o, por el contrario, se consolidan definitivamente como un ámbito donde se reproduce, se fija y multiplica la marginación social y cultural. Esto último implicarí­a, sin dudas, que nuestras sociedades seguirán siendo para siempre una máquina de exclusión y encierro para sus habitantes.

Para debatir estos temas proponemos esta cuarta polémica en Dodecá. Hemos seleccionado pelí­culas que nos permiten acercarnos a la problemática de los presos y hemos buscado conformar un panel que nos permite reflexionar sin prejuicios sobre este tema tan difí­cil y tan urgente.

Inauguración:

Presentación de la actividad a cargo del Ministro del Interior, Dr. José Dí­az y posterior exhibición del filme Imágenes de Prisión, de Harun Farocki (Alemania, 2000).

Pelí­culas:

  • La celda olvidada, John Frankenheimer (EEUU, 1962)
  • Expreso de medianoche, Alan Parker (EEUU, 1978)
  • Sueño de libertad, Frank Darabont (EEUU, 1994)
  • Nada es imposible, Daniel Lind Lagerl√í‰Â¬âˆ‚f (Suecia, 1999)

Panel:

  • Dr. Guillermo Payssé – SERPAJ
  • Dr. Aldo Martí­n – Cátedra libre de ética y derechos humanos
  • Dr. Soc. Eduardo Morás – UDELAR

Organiza: Centro Cultural Dodecá