Antes de su exilio, Favio se había labrado una fama lateral como cantante popular, y había hecho gala también de una clara militancia peronista que le acarrearía problemas. Esa militancia animaría Gatica, una película ambiciosa, excedida y a menudo brillante que puede ser leída al mismo tiempo como una metáfora de la Argentina del primer peronismo y la posterior «revolución libertadora». En esa misma línea se ubica un documental más reciente, Perón, sinfonía del sentimiento, cuyo título es ya todo un programa: el peronismo no es una ideología sino un sentimiento (como Peñarol o Boca Juniors), y la película acumula a través de un montaje a menudo ágil mucho material de archivo, dibujos cursis y testimonios diversos que exaltan acríticamente a su héroe y denigran a todo opositor. Cinematográficamente tiene su interés. Conceptualmente se aproxima a la Escuela Documental de Leni Riefenstahl.
Este bloque concluye la revisión de la obra de Favio con la exhibición de las dos últimas partes de ese documental.