Tercera entrega de un ciclo que ha demostrado conectar adecuadamente con su público, quizás por las dosis de melancolía, nostalgia y poesía que sugiere. Hay por supuesto diferencias de tema y tratamiento entre los tres films que integran el bloque, desde el tardío encuentro entre padre e hija de Nuestros días felices de Tavernier (con la que el gran Dirk Bogarde se despidió del cine) hasta el cuadro de ancianidad solitaria de Umberto D de Vittorio de Sica, y el vistazo al patio trasero del Sueño Americano que Arthur Miller propuso en su célebre pieza La muerte de un viajante, llevada al cine por Volker Schlöndorff. El ciclo continuará los próximos meses.