Segundo capítulo de un ciclo que comenzó el mes pasado. Una serie de films dedicados a la contemplación de decadencias, ocasos vitales, testamentos humanos de gente que revisa su vida desde la vejez. En algún caso se trata, literalmente, de la despedida del propio autor: Desde ahora y para siempre fue efectivamente el último film del maestro John Huston. En otros, el carácter crepuscular tiene que ver únicamente con el personaje y su peripecia: un viejo profesor que viaja para recibir una distinción, y confronta algunas inseguridades vitales y la cercanía de la muerte («Cuando huye el día», de Bergman); un anciano escritor, amargado y enfermo, mezcla en sus pesadillas trozos de la novela que escribe con la experiencia de su vida real, en una exploración de los recovecos de la imaginación y la memoria como un laberinto («Providence», de Resnais).
Finalmente, decadencias múltiples (del arte, de la sociedad), sintetizadas en la de-cadencia de un músico con un pasado esplendoroso (Muerte en Venecia, adaptación viscontiana de la obra de Thomas Mann). El ciclo tendrá aún una tercera parte, el mes que viene.